Si el camino de la vida nos propone ser libres... ¿Por qué cargar con el peso de los malos pensamien
Una tarde, en medio del monte, dos monjes se encontraron con un gran torrente que se había formado por las abundantes lluvias. Para cruzarlo,debían meterse casi por completo en el agua llena de fango.
A pocos metros había una muchacha muy bonita, que también quería cruzar el río, pero no se atrevía. Uno de los monjes se ofreció a ayudarla y la cargó sobre sus hombros hasta la otra orilla.
Su compañero, al observarlo, se sintió muy molesto.
Cuando amaneció, seguía con el ceño fruncido y sin dirigir la palabra al otro monje.
-¿Qué sucede?- le preguntó el que había ayudado a la joven.
-¿No es evidente? Has transgredido un precepto muy grave. Tomaste a una mujer en tus brazos; su cuerpo y el tuyo estuvieron unidos durante un tiempo.
Serenamente el monje le respondió:
-¿Todavía llevas encima a esa mujer? Yo hace tiempo ya que la dejé en la otra orilla del río.