Equipos exitosos y equipos frustrados
¿Por qué algunos equipos son exitosos y otros un desastre?
¿Por qué algunos impulsan grandes mejoras y otros terminan diluyéndose por su ineficacia?
¿Por qué algunos los aman y otro los odian?
¿Por qué Los equipos de trabajo fueron objeto de innumerables estudios en los últimos años?
El veredicto
Cuando uno intenta responderse estas preguntas termina sentenciando que los equipos de trabajo se agrupan en extremos opuestos, aunque algunos otros se mantienen justo en el medio.
¿Cuál es entonces la clave que permite distinguir entre aciertos y errores?
Sin ninguna duda la diferencia entre el éxito y el fracaso estriba en la manera en que se conducen y el apoyo que reciben de la comunidad donde se desempeñan.
Los responsables de gestionar equipos de trabajo y evaluar su desempeño sin querer caen el la trampa certera de comportarse como jefes, indicándole al equipo lo que debe hacer y de lo que deben abstenerse y otros, sencillamente, piensan que deben intervenir para evitar que el equipo opaque el poder delegado por la organización, sobre su puesto. El secreto para no caer en estas prácticas está en que el funcionario mantenga el equilibrio de autoridad entre él y el equipo.
Evitar estos errores catastróficos implica, por parte del responsable funcional, explicar detalladamente los objetivos que debe alcanzar el equipo y fijar con autoridad un rumbo claro y atractivo.
Ahora bien, otro aspecto importante es que sea el equipo quien tome la decisión sobre los medios que permitirán alcanzar los objetivos propuestos. Los miembros de un equipo pueden funcionar como tal solamente si tienen una responsabilidad real.
Analizando cómo van madurando los equipos a lo largo del tiempo, también se observa que el alcance de su libertad de acción cambia de manera saludable.
A medida que el equipo crece y asume responsabilidades, su campo de acción se amplía. Es aquí cuando se torna necesario que el responsable de gestionarlos se involucre y comprometa analizando los temas en perspectiva y señalando cuáles deben ser los próximos pasos y desafíos, sin por ello coartar el espacio para la toma de decisiones grupal.
Las habilidades: El valor nutritivo que hace la diferencia
Los equipos deben ser entrenados para trabajar como tales: con frecuencia, sus miembros necesitan ayuda en determinadas habilidades. Las que resultan más importante de atender son:
Saber escuchar.
Saber comunicarse con diferentes tipos de personas.
Concentración en la tarea.
Ser duros con el problema a resolver y blandos con los otros miembros del equipo.
Ningún viento es favorable para quien no sabe hacia donde va
Para que un equipo sea exitoso debe estar orientado hacia la obtención de resultados, y, en ese sentido se torna imperioso poder medir su rendimiento.
Los parámetros deben estar íntimamente relacionados con los objetivos a alcanzar y su impacto en el negocio y en el futuro de la organización a la que pertenecen.
El rol de la madre organización
Los equipos que resultan ser eficientes requieren del apoyo continuo de toda la comunidad a la que pertenecen. Ese apoyo puede implicar y aportar grandes cambios. La organización debe estar atenta para contener, orientar y capacitar a sus equipos.
Por último, la empresa debe brindar libre acceso a los sistemas de información, considerando que no se violenten pautas mínimas de control interno y activar mecanismos que permitan la correcta evaluación y compensación de los equipos que alcancen o superen el rendimiento acordado.