Contemple empezar con el pie izquierdo
HAGAMOS UN LUGAR PARA LOS CREATIVOS E/O INNVOADORES
Aún en los tiempos que corren, en donde nuestra vida cotidiana se ve alterada por infinidad de nuevos productos, o existentes innovadores, aquellas mentes que tienen la capacidad de querer llevar a la práctica ideas creativas propias, o de terceros, se desarrollan o contraen al compás de las turbulencias económicas, o las que propone el mercado.
Para entender a estos personajes definidos como “innovadores”, debemos trazar una diferencia entre los conceptos de “creatividad” e “innovación”.
Comenzaremos por decir que ser creativo no significa necesariamente que se sea innovador ya que la innovación no es ni más ni menos que “la creatividad aplicada”, es decir, “introducir novedad a alguna cosa”.
Podemos agregar que el creativo es aquel que piensa cosas nuevas mientras que el innovador es el que hace cosas nuevas.
En este plano, ambos perfiles son necesarios ya que las ideas no son útiles a menos que sean usadas.
Lo expuesto hasta aquí nos permite sacar cuatro conclusiones:
La creatividad es la energía de la innovación.
La innovación tiene relación directa con la implementación.
Un creativo no siempre puede ser innovador.
Un innovador no siempre puede ser creativo.
Ambos pueden ser creativos e innovadores.
Ahora bien, mucho se ha escrito sobre el rol y la importancia que tienen los creativos en los procesos de negocios “revolucionarios”, aunque son demasiado pocas, todavía, las organizaciones que ponen como responsables de su conducción a gente de dichas características. Esta conducta deja a los creativos e/o innovadores sin demasiadas chances a la hora de enfrentar períodos turbulentos en donde los costos mandan. En esos momentos, las decisiones generalmente son abordadas por funcionarios analíticos que a veces se encuentran restringidos para evaluar proyectos de innovadores.
A menudo me imagino a los creativos e/o innovadores sufriendo cual gladiadores en la arena, a la espera de la clemencia dictada por la dirección del pulgar del emperador, sobre la suerte de sus proyectos.
Lo expuesto hasta aquí no implica que un perfil sea mejor o peor que el otro, ambos son necesarios. De compartir desafíos para la toma de decisiones surgirán siempre diferencias, que bien analizadas en comunidad, servirán de nervio motor para la mejor toma de decisiones en momentos turbulentos.
La innovación, derivada de la creatividad, debe convertirse en una forma de vida y no en una actividad marginal de las organizaciones.
La solución pasa por contar con duplas en el gobierno de las organizaciones que se complementen. Ejemplo de este tipo de estructuras, en donde los hemisferios derecho e izquierdo configuran el cerebro de las organizaciones, podemos apreciarlas en la industria de la moda, de la publicidad, de la tecnología, en algunas farmacéuticas y en aquellas en donde las áreas de operaciones son autónomas de las comerciales (siempre y cuando éstas últimas no se focalicen solo en vender, sino también al desarrollo de nuevas oportunidades de negocios).
Debemos alimentar la creatividad y la innovación evitando asestarles golpes que la contraigan y conviertan en desertoras del crecimiento.
Para la reflexión podemos agregar que: “La creatividad, hija prodigio de la imaginación, y la innovación son como el ave: solo caen si dejan de volar”.