Piano piano si va lontano... no son dos pianos.
Recuerdo que en mi adolescencia, cuando mi padre me veía atolondrado tratando de conseguir algo sin dejar que el tiempo me lo ofrezca, me decía: piano piano si va lontano.
Para los italianos, este dicho significa que yendo despacio (piano piano), se llega lejos (si va lontano).
También es cierto que si en lugar de sumar pianos me quedo con uno de ellos, esa única palabra, significa "plan".
Décadas más tarde, mientras busco definir el personaje del "Administrador de Voluntades (AV)", creo entender de qué manera éste puede contribuir a que las comunidades puedan llegar "Lontano", sin dejarse seducir por el "Atolondramiento".
Se me ocurre que un gran aporte que los AV pueden ofrecer a las organizaciones, se resume en la exploración y desarrollo de dos simples conceptos, que pocas veces conforman parte de la dialéctica del management: "La articulación y la vitalidad".
La primera se refiere a los procesos que configuran el negocio y sus procedimientos, las herramientas y los sistemas de comunicación. El desafío del AV estará dado por la habilidad que éste tenga para poder desplegar a las personas que cuenten con las habilidades adecuadas en el puesto y momento también adecuados.
Cubierto este reto, el objetivo primario estará dado por determinar de qué manera maniobrará, considerando tres aspectos que deberían contemplarse como plataforma, a la hora de definir estrategias adecuadas, a saber:
La oportunidad;
el ritmo y
la duración.
Hasta aquí podemos resumir que: LA ARTICULACIÓN = OPORTUNIDAD + RITMO + DURACIÓN
El otro concepto a considerar, es la vitalidad, que se ve representada por "La actitud y la mentalidad positiva, aunque realista", que se requerirá de aquellas personas que deban, a través de sus acciones, articular actividades dentro de los procesos de la organización.
En este aspecto, el AV debe esforzarse por generar el ambiente para que la gente se exprese y se desarrolle en su máximo potencial.
Ese ambiente, en donde la premisa debe ser la gestión de la libertad individual en donde cada uno pueda "dejarse conocer y ver" como quiere que los demás lo vean y reconozcan, generará los verdaderos "valores de la comunidad". Para ello es preciso que el AV identifique y registre cada uno de los "dejarse conocer y ver".
Por otra parte existen tres ingredientes para que ese ambiente se constituya en el espacio que permitirá la vislumbrar un futuro deseado, a partir de los valores comunitarios enunciados. Es responsabilidad del AV poner toda su magia para fomentar el compromiso, construir participación y afianzar la responsabilidad individual.
La vitalidad, por lo expuesto hasta aquí, quedaría expresada como la sumatoria del COMPROMISO, la PARTICIPACIÓN y la RESPONSABILIDAD puesta al servicio del prójimo.
Honrando lo que mi padre decía, aunque adaptado a la administración, puedo decir en nuestro idioma que:
Articulación y vitalidad nos permiten llegar, juntos, lejos.
Hasta la próxima.